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Consumo de sustancias y violencia.

consumo de sustancias y violencia de género

En Liberas y Balance estamos a favor de la regulación de sustancias recreativas y de su uso lúdico como parte del desarrollo de la personalidad. Sin embargo, para evitar un consumo que puede tener una influencia negativa en nuestras vidas, relaciones y comunidades, es importante contar con información veraz sobre las sustancias que consumimos y sus efectos.

Hablemos de tipos de consumo, ¿con cuál te identificas?

  • Consumo experimental: aquí entra el famoso “fue mi primera vez”, ya que es aquel que se realiza por mera curiosidad, imitación, deseo de experimentar los efectos de la sustancia, presión de grupo, disponibilidad de la sustancia, entre otras motivaciones. Es posible quedarse en esta etapa, haber probado una sustancia y no repetir la experiencia.
  • Consumo ocasional, recreacional o social: aquí entra el famoso “yo sólo lo hago en las fiestas”. Se refiere a un consumo que no tiene un patrón fijo, se da generalmente para convivir en reuniones o eventos sociales, se asocia al disfrute y la persona puede realizar sus actividades cotidianas sin ningún problema. Su objetivo es la relajación, deshinibición y/o experimentación. Depende en gran medida de la disponibilidad de la sustancia.
  • Consumo habitual: en este caso ya hablamos de un patrón de consumo, que ya no es ocasional y esporádico, sino que se vuelve cotidiano y constante. La persona usuaria de la sustancia puede llegar a mantener cierta autonomía respecto a sus actividades cotidianas, lo que vuelve más complicado detectar si empieza a tener consecuencias negativas, aunque no necesariamente es así. Si estás en este nivel y sientes que el consumo empieza afectar otros aspectos de tu vida, prueba con hacer unas pausas y evalúa cómo te estás sintiendo
  • Consumo compulsivo o dependiente: es cuando el consumo se convierte en la actividad más importante que la persona realiza en su día a día, las actividades y pensamiento diarios giran en torno a conseguir y consumir . Pueden llegar a presentarse cambios en los patrones de conducta y de convivencia social, se busca adquirir y consumir por cualquier medio, aunque esto implique ponerse en riesgo legal o vital. Si tú o alguien más se encuentra en este tipo de consumo, te recomendamos acudir por apoyo profesional para generar alternativas y no sueltes a tu red de apoyo, si te sientes cómodx, comparte con tus amix y familiares tu situación.
droga, alcohol y la violencia

¿Por qué el consumo de sustancias se relaciona con la violencia?

Cuando consumimos sustancias, podemos deshinibirmos y se puede reducir el control que tenemos de nuestros impulsos. Es decir, bajo su efecto somos capaces de hacer y decir cosas que en sobriedad no haríamos o diríamos. El consumo de alcohol en exceso o de ciertas drogas puede generarnos la sensación de que podemos realizar todo lo que queramos, sin límites ni consecuencias.

Este consumo también puede alterar la forma en la que percibimos a les demás y distorsionar la manera en la que nos comunicamos. Esto puede fácilmente desembocar en conflictos que escalan muy rápido, aunque el origen no tenga la gravedad que le atribuímos en el momento.

Esto también puede impedirnos reconocer situaciones de peligro real e inhibir nuestro instinto de autopreservación, por lo que puede colocarnos en un lugar de vulnerabilidad frente a actos de violencia o actos peligrosos que nos ponen en riesgo, como conducir bajo la influencia de sustancias o iniciar agresiones a terceras personas, entre otros tipos de acciones que son peligrosas y que probablemente no realizaríamos sin el consumo de por medio.

Por ello, el consumo de sustancias puede ser problemático, pero no sólo por el riesgo de que una persona agresora actúe por impulso o por no percibir un riesgo. Si una persona víctima también está bajo la influencia, puede perder capacidades físicas y cognitivas para ponerse a salvo y preservar su integridad. Sin embargo, es importante señalar que las sustancias por si mismas no producen violencia.

Del consumo y su uso para atravesar una situación de violencia

Tanto el consumo problemático de sustancias como la violencia basada en género, son fenómenos multicausales de gran complejidad, que no se pueden entender con una explicación sencilla o superficial, a esto le añadimos el factor del estigma que viven tanto quienes consumen sustancias como quienes viven violencia.

El estigma ocasiona que no veamos más allá y nos quedemos con una idea equivocada de las personas y atribuyamos todo a decisiones personales que tomaron en algún momento y cuya solución recae únicamente en quienes las viven, esto tiene efectos muy negativos, es importante que veamos más allá del estigma.

Por ejemplo, tanto el consumo problemático de sustancias, como otro tipo de conductas consideradas peligrosas o autodestructivas, pueden ser un signo de que la persona que las está realizando está viviendo una situación de violencia. Muchas personas que viven violencia sostienen un consumo problemático de sustancias al ser una estrategia para lidiar con el dolor, frustración, soledad y miedo que les causa la situación. Al mismo tiempo, al consumir pueden ocurrir más episodios de violencia debido a que su percepción de la realidad y el instinto de ponerse a salvo se ven alterados. Por eso es importante ver más allá del consumo problemático y no estigmatizar sino buscar causas que anteceden al consumo problemáticoese tipo de consumo y lo sostienen.

Existen factores que sostienen ambas problemáticas y las alimentan, como la violencia intrafamiliar, ya sea como testigo de violencia de pareja entre los miembros del núcleo familiar o como víctima de maltrato infantil, el tener un entorno laxo en cuanto a la supervisión parental, relaciones hostiles con las personas cuidadoras, un contexto comunitario en donde existe violencia y consumo, así como otras problemáticas.

como nos afecta el consumo de sustancias

¿Por qué es tan difícil atender el consumo de sustancias y la violencia en conjunto?

Las personas que atravesamos por un problema de consumo de sustancias que se entrelaza con la violencia familiar o de pareja podemos vivir sentimientos de culpa, vergüenza, desesperanza, dolor físico, impotencia y/o incertidumbre y buscamos instintivamente ocultar la situación e ignorarla.

Aunado a esto, ambos fenómenos suelen presentarse de manera cíclica. Dando clic aquí puedes leer más sobre la espiral de la violencia, que es lo que atrapa a las personas en ciclos complicados que se replican y alimentan.

Otro factor común es el estigma asociado al consumo de sustancias y también a ser víctima de violencia. En ambos casos, la sociedad asume que es una responsabilidad personal, y que salir de esa situación es una cuestión de voluntad exclusivamente. En Liberas sabemos que eso no es tan sencillo, que no es una cuestión en blanco y negro, y que necesitamos de redes y estrategias comunitarias para tener relaciones sanas y un consumo de sustancias con enfoque en el placer, el respeto a nuestra autonomía, y que no nos ponga en riesgo.

¿Qué hacer frente a esto?

1- Busca referencias sobre las sustancias que consumes (su origen, efectos secundarios), así como de cuidados para un consumo responsable, reducción de riesgos y daños.  ¡La información es poder! 

2- Si estás en una situación de violencia, piensa en los últimos incidentes vividos y trata de mirar su relación con el consumo de sustancias: qué sustancias se consumieron, en qué contextos, qué efectos observaste, cómo se relacionó el consumo con el episodio de violencia.

3- Si lograste establecer una relación entre los episodios de violencia y tu consumo personal de sustancias, evita tener ese mismo nivel de consumo cuando compartes espacios con la persona que te ha agredido anteriormente en ese contexto. No puedes controlar o evitar su consumo, pero sí puedes gestionar el tuyo para tener herramientas de salvaguarda y autocuidado. Recuerda respaldarte de tus redes de apoyo, y platica con amix y familiares de confianza para tener más opciones sobre qué hacer.

4- Si no estás logrando moderar tu consumo, pide ayuda profesional. Acude a personal de salud especializado en el tratamiento de consumo problemático de sustancias para pedir orientación. Puedes también buscar grupos de apoyo para familiares y amigues de personas con consumo problemático de sustancias, también hay organizaciones y colectivos que llevan grupos de apoyo. Recuerda que no estás solx.

El Centro de Orientación Telefónica (COT) es un servicio profesional especializado en consumo problemático, que trabaja las 24 horas del día, es confidencial, gratuito y tiene cobertura nacional. Puedes marcar al 01 800 911 2000 para recibir más información.

que relacion hay entre las adicciones y la violencia

También te recomendamos acercarte a estos proyectos sociales, que tienen un acercamiento del consumo más orientado a la gestión de placeres y riesgos:

@Lugo y las drogas

ConPsicoactivas 

@CircoCrico

ChicksVsStigma

Cannativamed

ABCDrogario

5- Recuerda que tanto la violencia como el consumo problemático de sustancias son problemas complejos que tocan partes muy profundas de nuestra historia personal. Procura tenerte paciencia y compasión, cada día es una oportunidad de hacer las cosas distintas

Por otro lado, también es importante visibilizar que no todos los consumos están asociados a un pasado de violencia. Muchas personas le entramos al consumo por placer, para conectar con nosotres, nuestra espiritualidad o formar conexiones y comunidades.

A su vez, las personas que consumimos, especialmente mujeres y disidencias, enfrentamos violencias derivadas del estigma de que las drogas “nos hacen violentxs e irracionalxs”, y de una política de drogas que criminaliza el consumo en lugar de brindar acceso a servicios de salud públicos de calidad y sensibilizados al tema. Y ante estas violencias institucionales, ¡prendemos el churro y resistimos desde el enganche!